pendular en terapia: una clave para abordar el trauma
- yolanda forcelledo
- 7 jun 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 2 oct

Cuando hablamos de trauma, solemos pensar en experiencias intensas que han dejado una huella emocional y corporal profunda. En terapia, trabajar con estas vivencias no significa sumergirse de golpe en el dolor, sino encontrar un ritmo seguro entre el malestar y los recursos disponibles que ya posee la persona. A este movimiento rítmico se le llama pendulación.
¿Qué significa pendular en terapia?
El término proviene de la imagen de un péndulo: un movimiento oscilante entre dos polos. En el contexto terapéutico, se refiere a la capacidad de ir y volver entre:
La activación del recuerdo doloroso o las sensaciones difíciles.
Los estados de calma, seguridad y conexión con el presente.
No se trata de revivir el trauma de nuevo y en bruto, sino de explorarlo en pequeñas dosis, siempre equilibrado con momentos de regulación.
¿Por qué es importante?
Cuando una persona ha vivido un trauma, su sistema nervioso puede quedar atrapado en respuestas de lucha, huida o congelación. Si en terapia se expone demasiado rápido a los recuerdos, existe el riesgo de que la persona se sienta sobrepasada, reviviendo la experiencia en lugar de integrarla y se retraumatice.
Pendular permite:
Evitar la retraumatización: no se fuerza al organismo a revivir lo insoportable.
Fortalecer la resiliencia: cada vez que la persona logra volver a un estado de calma, se refuerza su confianza en que puede manejar lo que siente.
Ampliar la ventana de tolerancia: poco a poco, se gana más espacio interno para sostener las emociones.
¿Cómo se hace en la práctica?
El rol de la persona terapeuta es acompañar al paciente a reconocer tanto lo difícil como lo seguro, ayudándole a ir y volver entre ambos. Algunas formas comunes de trabajar la pendulación incluyen:
Atender al cuerpo: notar tensiones, respiración o calor y luego volver a una sensación agradable (por ejemplo, el contacto con el suelo o una respiración tranquila).
Nombrar la experiencia: poner palabras a lo que sucede (“siento presión en el pecho… ahora noto alivio al exhalar”).
Usar imágenes o recuerdos positivos: evocar un lugar seguro, una persona de apoyo o un recuerdo de calma.
Microdosis de exposición: entrar unos segundos en el recuerdo difícil y luego regresar a la seguridad.
El objetivo final
Pendular no significa evitar el trauma, sino atravesarlo de forma regulada y consciente. Este movimiento permite que la experiencia traumática, en lugar de ser un bloqueo, pueda integrarse como parte de la historia de vida sin que controle el presente.
En palabras simples, se trata de aprender a mirar la herida sin quedarse atrapado en ella, confiando en que siempre hay un camino de regreso a la calma.
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