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el código del estrés, por qué aparece y cómo se afronta

Actualizado: 24 sept 2019

Lo que conocemos como “la respuesta del estrés” es una respuesta primaria en el repertorio de respuestas de nuestra especie con un gran peso fisiológico y con un significado evolutivo importante que ha servido durante siglos para relacionarnos con nuestro entorno natural. Lo realmente curioso del estrés es cómo esta respuesta tan básica, elemental y útil para la supervivencia del ser humano ha ido con el paso del tiempo adquiriendo también un gran componente subjetivo e interpretativo y no únicamente fisiológico y así, ha comenzado a funcionar no solo en un entorno físico o natural, sino también en un entorno social y cultural. El ser humano solemos decir que es mitad instinto mitad cultura, puesto que a diferencia del resto de especies animales posee la herramienta del lenguaje verbal que es sostén real de la cultura asociada a nuestra condición humana. Así, somos capaces socialmente y mediante el lenguaje de dotar de significado a todo un mundo configurado por nosotros mismos que se corresponde al entorno objetivo, natural y concreto o que incluso a veces dista mucho de él.


¿Por qué una respuesta adaptativa como el estrés es en la actualidad una respuesta desajustada en la interacción entre la persona y su ambiente y por tanto causante de malestar? Sencillo, es porque esta respuesta fisiológica no sobreviene ante una amenaza a nuestra integridad física, sino que se presenta cuando interpretamos que existe una amenaza a nuestra integridad psicológica. En lugar de desarrollar respuestas psicológicas adaptativas, continuamos respondiendo con respuestas fisiológicas, motoras y automáticas que preparan para la supervivencia, herencia de nuestra especie. Y esto tiene un coste para nuestra salud tanto a corto como a largo plazo muy importante.

Lo que no cabe duda es que el estrés rompe el equilibrio del organismo puesto que traslada subjetivamente a éste a una situación hostil. La percepción psicológica de un evento potencialmente peligroso precede normalmente a la respuesta fisiológica de ansiedad, pero esta percepción no es siempre consciente. A veces, una emoción, una sensación física, un estímulo del entrono sirven para desencadenar también de manera más o menos consciente una respuesta de miedo y ansiedad. Todos estos hecho desafían el bienestar del organismo y este ha de responder de algún modo.


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Una situación es percibida como amenazante bien cuando la demanda del entorno nos parece excesiva, es decir, sobrepasa con creces lo que consideramos podemos abarcar incluso respondiendo adecuadamente; bien por falta de capacidad de respuesta, o lo que es lo mismo, no contamos con los recursos personales necesarios para responder o así lo creemos. Y ¿qué situaciones han sido a lo largo de diferentes estudios catalogadas en nuestro tiempo como situaciones estresantes? Pues como decíamos al principio una situación es estresante cuando de algún modo interpretamos que amenaza nuestra integridad psicológica y entre ellas se encuentran aquellas que:

  • amenazan nuestra seguridad

  • amenazan nuestra autoconfianza, autoestima, autorrealización

  • amenazan nuestra imagen ante los demás

  • amenazan nuestra inversión personal

  • el cumplimiento de alguna tarea

  • la posibilidad de conseguir algo muy deseado

  • ponen en riesgo las relaciones interpersonales

  • la relación de pareja y vida familiar

  • la sensación de utilidad

  • la posibilidad de éxito o nuestra dignidad

Pero también puede percibirse una situación como estresante cuando nos exige una sobreesfuerzo físico o mental como en el caso de:

toma de decisiones difíciles la obligación de asumir responsabilidades la obligación de realizar una tarea que implica mucha urgencia o incluso una respuesta agresiva cuando nos sometemos a una evaluación social situación muy desagradable, molesta o dolorosa situación tediosa y monótona


En este panorama no es de extrañar que la gran mayoría de personas que acuden a consulta, víctimas de un estrés diario en muchas ocasiones son casos relacionados con problemas en el entrono laboral (mobbing o acoso) o en el entorno familiar (algún miembro de la familia enfermo, relaciones deterioradas, desempleo, adicciones)  principalmente. Lo que tratamos de resolver reforzando a la persona en el afrontamiento de la situación en cuestión. El objetivo último sería conseguir que el organismo perciba subjetivamente control sobre la situación y se prepare para afrontar la situación sin miedo y no perciba, por el contrario, esa falta de control que lo lleva inexcusablemente a la experiencia de ansiedad anticipatoria.

La terapia consiste fundamentalmente en reforzar las respuestas de afrontamiento potenciando los recursos de los que ya dispone la persona y se resumen en:

  • llevar a cabo una respuesta de acción directa en la que tratamos de cambiar la relación con la situación estresante haciendo uso de los recursos que ya poseemos o trabajando la adquisición de los más adecuados.

  • la búsqueda de información que nos lleve a la predicción de eventos relacionados con nuestra respuesta de ansiedad

  • reformular la situación y protegernos de pensamientos intrusivos, perniciosos y que agravan y mantienen la respuesta de ansiedad en el tiempo

  • la búsqueda de apoyo social, sobre todo emocional (sentirnos queridos, valorados y estimados)

  • dejar de lado y fuera de funcionamiento la negación, evitación, huída, autoculpa o afrontamientos paliativos donde medien drogas u alcohol

Se trata en definitiva de lograr un grado alto de inmunidad al estrés padecido y recuperar el funcionamiento sano y gratificante de nuestro día a día.

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